Durante el devenir de la historia,
muchos han sido los que han intentado inculcar la importancia de educar a la
sociedad con el fin de formar individuos capaces de razonar, elegir y hacer oír
su voz ante las injusticias. Intelectuales, pedagogos, filósofos, etc., nos han
hablado de sus teorías y trabajos, muchas de ellas imposibles de llevar a la
práctica, sin embargo, otras han tenido gran valor y su puesta en escena ha
conseguido grandes éxitos.
Mi reflexión, y espero que no moleste a
nadie, quizá se configura en forma de crítica hacia esos docentes que bien por
falta de vocación, porque han perdido la ilusión o simplemente por
desconocimiento, no se dan cuenta de la gran herramienta que tienen entre sus
manos. Ellos son los que pueden cambiar el rumbo de la sociedad, sus discípulos
están abiertos a los saberes que él, como docente, les inspira.
La educación nos da la posibilidad de
formar y hacer crecer a nuestros niños, no solo en puro adoctrinamiento académico,
sino también y mucho más importante en valores, haciéndoles crecer como
personas capaces de desenvolverse en esta sociedad que nos ha tocado vivir.
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